Un proyecto
de la Asociación Instituto Obrero. Libro escrito por Cristina Escrivá.
Durante el conflicto bélico se inician en la España republicana cambios revolucionarios
en el campo educativo, dentro y fuera del Estado. Si la reivindicación social
era que no hubiera clases económicas, tampoco se entendían las diferencias
culturales. Un periodo al mismo tiempo de procesos políticos y luchas por el
poder. La formación ideológica libertaria ve el campo abierto hacia un nuevo
tiempo e inicia experiencias únicas que, vistas con la perspectiva actual,
demuestra el alto grado de innovación educativa. Uno de los interesantes
proyectos que se desarrollaron, consiguiendo muy buenos resultados, fue el
Internado Escuela “Durruti” de Valencia, dependiente de la CNT, que tenía
similares características al Instituto para Obreros. En él, jóvenes de ambos
sexos, accedieron a unos cursos preparatorios, con la finalidad de obtener la
capacitación suficiente para aprobar el ingreso en el Instituto. La
Escuela-Militar-Confederal-ValenciaCNT-AIT-Internado, como estampaba el sello
de caucho en los documentos, en cuya cabecera impresa se leía INTERNADO ESCUELA
“DURRUTI”, era también un centro de cultura general para el paso a Escuelas
Militares y de formación. Un organismo al servicio de la juventud que
simpatizara con los ideales libertarios.
En Valencia,
la Sección Defensa del Comité Nacional de la CNT, Subsección Escuelas, junto al
Comité Regional de Levante, Sección Defensa y la colaboración del Sindicato
Único de la Enseñanza C.N.T.- A.I.T, elaboraron una circular dirigida a todo
los sindicatos y agrupaciones libertarias para indicar la creación de los
cursos de acceso para el Instituto Obrero, al tiempo de concienciar de la
importancia de la cultura para robustecer a la Confederación. La guerra
condicionaba y era necesario educar y comprometer a los militantes, que
accederían a una educación “elitista”, para llegar a controlar los intereses
económicos, creando una corriente confederal. El objetivo final era introducir
agentes dentro de las estructuras del Estado para lograr la transformación a
través de la cultura, consiguiendo un cambio social. Ese proyecto de futuro,
como hemos dicho anteriormente, llevaba un nombre: el Instituto para Obreros.
Pero el Internado “Durruti” no se creó tan solo con esa finalidad, era un centro
que daba lugar a que se conocieran y convivieran los mejores militantes,
personas capacitadas para llevar a cabo el ideario anarcosindicalista. Del
Congreso Regional de Sindicatos de Levante celebrado en el mes de julio del año
1937, en Alicante, surge una ponencia donde participa el Sindicato de la Piel
de Valencia, –que avalaría a varios afiliados para el “Durruti”–, que sugiere la
creación de una escuela de Militantes. El Internado Escuela “Durruti”, con el
transcurso de los meses va adquiriendo este cariz. El Sindicato de la
Construcción, con Antonio Diana como uno de sus responsables; El Sindicato de
la Metalurgia con Amadeo Cerá, y el Sindicato de Industrias de la Piel y el
Calzado, participaron plenamente en el proyecto. Con su secretario Sigfrido Catalá Tineo, que llegó a ser Gobernador Civil de Cuenca estuvieron
implicados en su creación.
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