Desgraciadamente, me atrevería decir que es una ciudad muy bonita pero ensombrecida por la cantidad de vestigios franquistas y la corrupción.
Duración: 1 hora y media aproximadamente, ya que la
visita se efectúa por el centro de Palma.
Longitud: 3,5 kilómetros aproximadamente
De interés: es una ruta que se puede realizar
cualquier día, en cualquier momento, ya que es un trayecto corto y rápido por
las calles del centro de Palma.
1. PALACIO DE LA ALMUDAINA
Empezamos el itinerario en el Palau de
l'Almudaina, antigua sede de la Comandancia Militar de Baleares. Situado
enfrente de la Catedral de Mallorca.
La madrugada del 19 de julio, el General
Goded dio por escrito a los jefes militares la orden de salir a la calle,
"según está ordenado", a las 7 '30 h. El general partió en avión
hacia Barcelona, a las 10' 30 h, para hacerse cargo de la rebelión a la capital
catalana, pero fue derrotado y ejecutado poco después.
Por la calle del Palacio Real, nos
dirigimos hacia la plaza de Cort, donde se sitúa en Ayuntamiento de Palma.
En el edificio de la Casa Consistorial o
Ayuntamiento, un pequeño detalle en forma de agujero o impacto de bala
testimonia el inicio de la Guerra Civil. El orificio se encuentra en la puerta
del portal de la izquierda de la fachada principal del Ayuntamiento; es la
señal que ha perdurado de la bala que atravesó la madera de la puerta y
continuó dentro del vestíbulo. Éste es un recuerdo del tiroteo que se produjo
el 19 de julio de 1936 en la calle de Colom y en la plaza de Cort, en el que
resultaron muertos el falangista Joan Barbarà y el capitán de artillería Josep
Puig. Como afirma Massot i Muntaner, el día 19 de julio, "los únicos
incidentes que tenemos registrados en Palma son un tiroteo en la plaza de Cort,
debido a una confusión de los sublevados mismos, que produjo muertos y heridos
entre militares y falangistas, y algunas heridas por arma de fuego o por
culatazo atendidas en la Casa de Socors". Los sublevados aprovecharon
este episodio para inculpar a las fuerzas del Frente Popular.
De la plaza de Cort, descendemos las
escaleras del Pas d’en Quint, pasamos por la calle de Sant Nicolau y, por la
calle Brondo, llegamos a la plaza de Joan Carles I (plaza de las Tortugas).
En la esquina de la plaza con la calle
de la Unió, cerca del Bar Bosch y delante del Casal Balaguer, estaba el
edificio llamado Can Brondo, hoy desaparecido. En 1936 era la sede del Gobierno
Civil. El 18 de julio por la mañana ya llegó a las Islas la noticia del
"pronunciamiento" de Marruecos. El Gobierno Civil tomó inmediatamente
algunas precauciones, que resultaron inútiles: interrupción de las
comunicaciones telegráficas y telefónicas con la Península, alejamiento de los
pilotos militares, interrogatorio de Goded, contactos con los jefes militares.
El gobernador civil de las Baleares, el
escritor madrileño Antonio Espina -que había tomado posesión de su cargo el día
10- llamó a su despacho al general Goded para preguntarle si el Gobierno de la
República podía contar con su adhesión. Goded contestó: "No faltaba más
¡naturalmente"! y Espina se dio por satisfecho. Como dice Josep Massot i
Muntaner, los representantes del Frente Popular de las Baleares, inquietos por
la marcha de los acontecimientos, acordaron manifestar su adhesión a la
República y dirigir un llamamiento a todos los ciudadanos, "a los
republicanos y a los obreros, y en general a todos los trabajadores
libres" para que estuvieran dispuestos con toda energía y en cualquier
terreno a defender el régimen republicano contra un posible intento subversivo
y reaccionario de los enemigos de la República y del pueblo. Pidieron armas a
Espina, en previsión de un levantamiento de los militares y de las fuerzas de
la derecha, pero el gobernador respondió que tenía fuerzas suficientes para
garantizar el orden y que Goded le había dado palabra de honor de mantenerse al
lado del Gobierno legalmente constituido.
Pocas horas más tarde, estos mismos
efectivos, sorprendidos por la declaración de estado de guerra, tuvieron que
huir o esconderse. A las 5 de la mañana del 19 de julio, desde su despacho,
Espina dio la orden de declarar una huelga general de protesta. Pero poco
después de las 7:30 h. fue detenido por los militares y trasladado al fuerte de
Sant Carles. Goded recomendó a García Ruiz que respetara la vida de Espina, y
fue internado en el Hospital Psiquiátrico, dado por loco.
Desde la calle de la Unió nos dirigimos
al Gran Hotel por la plaza del Mercat. Los aviadores italianos tenían su
cuartel general en este edificio modernista, inaugurado en 1903.
En octubre de 1936 debieron permanecer
un centenar de aviadores y mecánicos italianos, instalados en el edificio. Eran
los tripulantes de los aparatos bombarderos Savoia Marchetti SM-79, «esparvers»
(gavilanes) les llamaban, trimotores. Rapidísimos para aquel tiempo, velocidad
de crucero en torno a 400 km por hora, lo cual hacía que, dándose más prisa que
los cazabombarderos de la República, sembraran de bombas con impunidad todo el
Levante de la Península. Valencia, Cartagena, Tarragona, Barcelona fueron
bombardeadas por aviones con base en Mallorca, hecho que causó miles de muertes
y enormes destrozos.
La presencia de estos aviadores tuvo un
peso decisivo en la derrota de la expedición de Bayo y en el resultado final
del conflicto en Mallorca. Según fuentes italianas de la época, nos consta que
de enero de 1937 a noviembre de 1938 los aparatos legionarios había realizado
19.191 vuelos con un total de 29.275 horas de vuelo, durante los cuales fueron
lanzados 2.843.775 kilos de explosivo, se llevaron a cabo 50 combates aéreos y,
realizados 1.207 reconocimientos y 3.187 bombardeos; serían tocados 199 barcos
enemigos, 32 aviones republicanos abatidos en combates aéreos y 22 destruidos
durante el bombardeo de campos de aviación.
Pasamos por la Rambla, denominada desde
abril de 1937 Vía Roma, en reconocimiento al régimen mussoliniano. Las
esculturas de los dos romanos que presiden el paseo, esculpidos por Horacio de
Eguía a partir de unos originales provenientes del antiguo museo de Raixa,
recuerdan este hecho.
De la Rambla, llegamos a la Avenida de
Alemania -otro topónimo motivado inicialmente por el homenaje a las potencias
del Eje- y, en la plaza del Institut Balear, localizamos la Escola d’Arts i
Oficis.
A partir del mes de octubre de 1936 se
celebraron gran número de consejos de guerra, que se alargaron durante algunos
años después de acabar la guerra. Buena parte de los consejos de guerra se
celebraron en la Escola d’Arts i Oficis. Estas actuaciones, por supuesto sin
ninguna garantía jurídica, actuaron contra todos los delitos previstos en el
bando de declaración de guerra del general Goded y en el bando complementario
del coronel Díaz de Freijó del 23 de julio de 1936.Como dice Massot i Muntaner: "No se liberaron ni los mismos militares sublevados: Díaz de Freijó, Ramos Unamuno y otros jefes y oficiales fueron juzgados por orden de Franco y encarcelados, acusados de poca energía delante de Bayo y de negligencia y desorganización en el mando. La mayoría de consejos, sin embargo, se dirigieron contra las personas acusadas de desafección o de colaboración con los enemigos y siguieron la pauta habitual en toda la España "nacional", donde, por una pirueta jurídica incalificable, las acciones realizadas durante la República y durante la guerra en defensa del gobierno legítimo, se convirtieron en delitos de rebelión dignos de ser castigados, a menudo con las máximas penas. En Mallorca en concreto, se dieron unas trescientas penas de muerte".
Uno de los consejos de guerra más
destacado acabó el 16 de febrero de 1937 con la condena a muerte y el
fusilamiento, en el cementerio de Palma, el 24 de febrero de 1937, de Emili
Darder, Alexandre Jaume, Antoni Ques y Antoni Mateu.
7. AVENIDA JOAN MARCH
Continuamos por las Avenidas y llegamos
a la Avenida de Joan March, donde se encuentra el cine Augusta.
Este edificio ocupa el antiguo
emplazamiento del almacén de madera llamado Can Mir. Entre septiembre de 1936 y
enero de 1941 Can Mir fue la principal prisión de Mallorca. Resulta imposible
saber cuántas personas pasaron por este centro -conocido oficialmente como la
Presó Estacions-, a causa de su extraordinaria movilidad. D. Ginard calcula el
número de detenidos en un millar, como media. Los presos se tumbaban en el suelo
o en colchones, dejando, entre las diversas filas, un pequeño pasadizo.
Como recuerda Josep Massot i Muntaner: "En
la prisión de Can Mir, las noches de muchos días del primer trimestre de 1937,
hacia las 9 era leída una lista alfabética de unos diez presos, que eran
conducidos a un centro policial y puestos oficialmente en libertad; de ninguno
de ellos no se ha sabido nunca nada más".
A mediados de 1937 se produjo una cierta
normalización, ya que se acabaron las "sacas" que hasta entonces
habían tenido lugar en Can Mir o en el castillo de Bellver, y que cada noche
causaban diversas víctimas. También existió una prisión de mujeres, situada en
las Hermanitas de los Pobres, cerca de la actual biblioteca pública Can Sales.
8. CALLE REINA MARIA CRISTINA
Si del cine Augusta avanzamos por la
calle Reina Maria Cristina, en el nº. 15 se localiza uno de los numerosos
refugios civiles antiaéreos que se construyeron en Palma para proteger la
población de los ataques aéreos. Es un corredor estrecho, que desciende hasta
tres metros, con entrada por un portal situado bajo la escalera y un total de
24 peldaños. El interior mide poco más de 70 cm de anchura y hacia 1'90 m de
altura. En el fondo, una escalerilla de peldaños de hierro permitía llegar a la
salida de emergencia, en el corral de la casa. Según testimonio de la señora
Joana Villalonga, hija del constructor del refugio, muchos días, a las 6 de la
mañana, ya era habitual oír las sirenas que anunciaban los aviones, y
descendían al refugio. Entraban los de la finca, vecinos próximos y gente que
pasaba por la calle.
En la misma calle Reina Maria Cristina,
esquina con la calle de Sanchis Guarner, está el solar de la antigua Casa del
Poble. El edificio fue un donativo de Joan March al Partido Socialista y a las
sociedades obreras. El local fue ocupado por los sublevados el mismo 19 de
julio y saqueado inmediatamente. Fueron detenidos destacados militantes
socialistas y comunistas que se habían refugiado, como Aurora Picornell. El
edificio fue convertido en sede de la Falange, de la misma manera que el local
de Esquerra Republicana Balear, en el Borne, fue ocupado por la Sección
Femenina. Cuando era cuartel general falangista, pasaban por allí los
detenidos, que sistemáticamente eran vejados y torturados. El edificio fue
derribado el año 1975 y, desde entonces, sólo queda un solar fantasmagórico.
9. ESTACIÓN DE TREN DE SÓLLER
Vamos hacia la Estación del Tren,
situada en la plaza de España, para recordar la huelga general del 19 de julio.
Las organizaciones obreras y de izquierda, como defensa contra el golpe de
estado, habían declarado una huelga general, que el día 19 se notó en Palma
-aunque era domingo-, y, que Goded y García Ruiz quisieron hacer abortar por
todos los medios posibles.
El mismo 19 de julio los soldados del
Regimiento de Artillería se ocuparon de vigilar los servicios de autobuses y
tranvías, "obligando a los obreros reacios a salir de grado o por la
fuerza y consiguiendo dar a las pocas horas la sensación de normalidad en
aquellos servicios que, gracias a estos trabajos, no se interrumpieron ni un
solo instante", y se apoderaron de "las cuatro centrales de
luz y fuerza, conminando al personal obrero a no hacer resistencia y obligando
a la reacción y a reanudar el tráfico, lo que se consiguió después de dominar
algunas rebeldías y realizar algunas detenciones, quedando desde aquel momento
militarizadas las centrales".
En días sucesivos, "hasta la
completa normalización de la ciudad" continuaron estos servicios de
vigilancia, "dominándose algunos focos de rebeldía en fábricas y
cocheras, deteniéndose a sospechosos y vigilando especialmente los lugares de
posible reunión de los rojos".
10. PUERTA DE SANT ANTONI
El bombardeo del 7 de diciembre de 1937
fue uno de los más graves que sufrió Palma. El efecto más demoledor se
concentró en la Puerta de Sant Antoni y sus alrededores. Destruyó todo el
edificio situado en la esquina de la Porta de Sant Antoni con la calle de la
Ferreria, incluida la farmacia de la planta baja. Hubo 7 muertos y 40 heridos.
Los aviones republicanos se enfrentaban a un nido de ametralladoras, situado en
la finca de Casa Cros (Avenida — Calle de Manacor). En una incursión anterior,
el 7 de octubre, intervinieron 16 aviones. Fue tocado el monasterio de Sant
Jeroni: destruyó la Sala Capitular y mató a dos monjas.
http://ocio.diariodemallorca.es/planes/paseos/pla-95-palma-durante-guerra-civil.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario